Era una mañana del día sábado cuando me enteré que mi padre había fallecido fue el golpe más fuerte que recibí, en ese momento no sabia qué, hacer lo único que quería era llorar pero a solas sin que nadie sea cómplice de este dolor que aún llevo dentro del corazón y es que todavía no puedo asimilar la perdida del ser más noble, tierno, cariñoso que significa tanto en mi vida. Compartí muchos momentos contigo papá buenos y malos me enseñaste millones de cosas que a veces me costaba ponerlas en práctica, me contaste historias tan buenas que parecían sacadas de un cuento lleno de fantasía. Qué duro es perder al ser que te acompañó por mucho tiempo, que te escuchó decir tu primera palabra, que te cambio los pañales, que te dijo te quiero: eres especial, que se sacó como pudo la mugre trabajando por tí para que tuvieras un futuro mejor, que te enseño a dar tus primeros pasos, que te dio la primera paliza, que te llevo al colegio en tu primer día de clases tantos y maravillosos recuerdos que jamás se van a borrar de la mente y sobre todo del corazón y es que un padre por más duro que sea significa mucho para nosotros, es todo lo que tenemos en la vida. Ahora entiendo que un padre no es eterno que muchas veces los tratamos mal y los juzgamos porque no nos dan lo que queremos por más insignificante que este sea o porque tal vez no están con nosotros el tiempo suficiente como para contarles nuestras aventuras o quizás nuestras locuras y es que nosotros no entendemos que ellos pasan mucho tiempo fuera de nuestro lado para darnos lo mejor y para asegurarnos un futuro que ellos quieren que sea el mejor.
Recuerda un padre es importante, no lo juzgues trata de entenderlo, él quiere lo mejor para tí y tal vez, si te sobreproteje es por que no quiere perderte, tú aún lo tienes, pasa todo el tiempo que puedas cerca de él, valora cada momento, cada minuto, cada segundo que pasa y tenlo siempre presente.